Martes 30 de noviembre de 2021


Participantes (en orden alfabético):


Ing. Juan Ocariz Castelazo

Mtra. Margarita Puebla Cadena

Ing. Carlos Rosas Gutiérrez

Dra. Evelyn Salazar Guerrero


Moderador: Ing. Víctor Damián Pinilla Morán



Pregunta uno:


En un aparente final de un período de 20 meses de confinamiento, todos hemos cambiado. En su experiencia, ¿Cómo han cambiado las habilidades y las actitudes de estudiantes y profesores en el contexto de la enseñanza en línea? Cuáles de estos cambios los consideran positivos y cuáles negativos.



Ing. Juan Ocariz:


¿Qué ha pasado? Ha pasado que los profesores hemos tenido que cambiar nuestro método de dar clase y los alumnos su sistema de asistir a clase; nos ha salido una crisis que nos saca del equilibrio, estábamos cómodos, tranquilos, estábamos trabajando con cierto ritmo y súbitamente tenemos que hacer un cambio, un cambio bastante radical; fue radical porque tuvimos que aprender (al igual que los alumnos) a usar el zoom, a confiar en los medios electrónicos, a explicar las cosas sabiendo que no vemos al alumno. Tuvimos que aprender a conservar la disciplina de la clase sin ver al alumno; el alumno con la sola presencia del profesor tiende a portarse bien pero ahora ya sabe que el profesor no lo ve por lo que puede estar haciendo otras cosas que no haría en un salón de clases.

Hubo un cambio radical en la ocupación del tiempo, en lo general estábamos poco tiempo en casa y ahora estamos 24 horas en ella; dábamos clase a nuestras anchas en el sentido de que nuestros familiares no nos escuchaban y ahora lo hacen todo el tiempo. Igual para los alumnos: papá y mamá no se enteraban de lo que sus hijos hacían en la escuela, pero ahora sí. Ha habido cambios fuertes que no sólo han sido de parte de la docencia o la enseñanza. Los cambios han sido de las personas porque no somos mitad estudiantes ni mitad padres de familia ni mitad ciudadanos. Somos personas con múltiples actividades y se ha afectado una de ellas que a su vez ha afectado radicalmente a las demás.

Efectivamente henos tenido que adquirir nuevas habilidades: el profesor ha tenido que conseguir una tableta, una computadora con cámara o in pizarrón físico para filmarse en la clase como Dios le ha dado ha entender, pero hemos tenido que desarrollar esas habilidades.

Desde la experiencia personal, jamás se me hubiera ocurrido que tendría que darle clase a una computadora y hasta la fecha me siento raro. El alumno igual, no estaba acostumbrado y ahora ha tenido que tomar clase en línea.

Sobre esto último ha habido un descubrimiento: el alumno o el profesor que tienen una disciplina personal (horarios, hábitos arraigados, etc.) el cambio no les ha afectado demasiado. En cambio, el alumno o el profesor que no son disciplinados se han venido abajo, ha pasado con muchos alumnos que no saben trabajar por su cuenta sin que alguien les esté supervisando; ellos se han hundido psicológicamente porque ahora tienen cantidad de tiempo libre y no saben qué hacer con él.

En lugar de haber aprovechado este tiempo, como los que sí lo aprovecharon al tener más tiempo al no haber traslados y que hicieron actividades que en otros momentos no hubieran podido hacer, simplemente se han aburrido y deprimido como si se hubieran metido en un agujero. Otros pudieron aprovechar esta crisis para desarrollar otros hábitos si hubieran tenido una ayuda o si ellos mismos hubieran reflexionado para tomar el reto de estar en clase, aunque el profesor no me vea, y tomo apuntes y hago caso de lo que me dice.

Conozco que hay profesores que, carentes de esos hábitos, han dado clase en piyama, lo cual a ojos del alumno se sienten confirmados; sin embargo, es como ser travesti, es decir, no estar vestido de profesor o no estar vestido de alumno. Es un autoengaño, no es sólo que no me vean, es que debe haber una cierta autoestima; en esos detalles se nota el aprovechamiento, en qué hábitos se tienen tan arraigados.

Cosas positivas de esta pandemia: estar con la familia, lo cual fue positivo para mí, aunque no para otros que incluso llegaron a entrar en crisis con otros miembros de la familia que no supieron adecuarse a los cambios; esto último es muy penoso y es un foco rojo, porque olvidamos que la parte más importante de la vida del hombre son sus relaciones sociales. El mismo hecho de estudiar una carrera debe estar orientado hacia la sociedad. Esta crisis ha cambiado este aspecto, debimos haber aprendido a mantener y mejorar estar relaciones familiares y sociales; o aprendemos a ser felices en la familia o será muy difícil que lo seamos en otros ámbitos.

Se dice que la familia es la célula de la sociedad, lo que quiere decir que cada familia es la sociedad misma. Si la familia está mal, toda la sociedad se va a corromper, y esta crisis nos ha puesto en la disyuntiva de ser mejores miembros de la familia y en consecuencia ser mejores miembros de la sociedad, o al revés, ser verdaderamente unos rechazados lo cual es muy grave porque esto afecta toda nuestra vida.


Mtra. Margarita Puebla:


Como cambios positivos tenemos el avance en todo lo relativo en las comunicaciones a distancia; en el caso de los profesores hubo quienes hicieron verdaderas obras de arte con el uso de todo tipo de plataformas y simuladores para apoyarse en la impartición de sus clases a lo que los alumnos se han tenido que adaptar con mayor o menor fortuna. Otro aspecto positivo es que, pese a la situación de emergencia, se logró rescatar la enseñanza, si no al 100% (habría que hacer alguna evaluación para determinar un porcentaje) pero sí en un parte considerable y se evitó perder dos años lo que hubiera sido trágico, tanto por la interrupción como por la aglomeración de las nuevas generaciones que se irían acumulando.

Hubo un avance, incluso hay quienes se han engolosinado con esto y lo manifiestan citando la enorme cantidad de cursos que han tomado o el número y tipo de herramientas que dominan. También hubo un ahorro de tiempo en el transporte, al grado que muchos alumnos dicen que el tiempo que ya no utilizan para transportarse lo dedican para estudiar y hasta para descansar y evitan peligros por la inseguridad; paradójicamente, la pandemia funcionó en este sentido.

Otro aspecto detectado a partir de las asesorías psicopedagógicas, estudiantes que tienen personalidad introvertida manifiestan que se sientes seguros de participar en clase porque no pueden ver quienes se burlan de ellos, es decir, no se sienten atacados por las situaciones que les asustan o les inhiben en situaciones presenciales, incluso situaciones de bulling (acoso escolar). Se atreven a decir cosas que no dirían en un aula presencial.

Ahora, en cuanto a las problemáticas personales, en efecto, la parte emocional y la socialización se vieron afectadas; parte del aprendizaje de los alumnos es compartir y discutir los conceptos y los conocimientos, situación que se contempla en sistemas como la universidad abierta.

Desde un punto de vista emocional, ha habido un grupo de personas con ciertas estructuras de personalidad que realmente se han sentido muchísimo mejor en las clases en línea que en las presenciales; básicamente las personas con estructuras de personalidad fóbica, particularmente a la fobia social, se sienten más que contentas y felices al grado de pensar que ojalá no se regrese a la presencialidad; hubo un alumno que dijo que hasta sus problemas de hipertensión arterial se habían disminuido durante la pandemia. Ocurre lo mismo con las estructuras compulsivo-obsesivo se sienten mejor. Habrá que ver cómo se comportan estas estructuras cuando se regrese a lo presencial.

En lo que respecta a los cambios negativos, uno que siempre menciona es la sustitución de prácticas de laboratorio y visitas de campo con formatos pre hechos y películas que, por muy bueno que sean, no son equivalentes a lo presencial; habría que hacerse una evaluación para subsanar esta situación.

De la misma forma, la parte psicoemocional: el compartir y discutir entre pares y con el profesor los conceptos se han dificultado o no se ha logrado y esto seguramente incidirá en el aprendizaje y esto también deberá evaluarse.

Por otra parte, así como algunas estructuras de la personalidad se han sentido beneficiadas, las que tienden a la histeria están en crisis y aunque sean organizados y ordenados, reportan angustia y trastorno de ansiedad.

Un asunto más general es la incapacidad de alumnos, profesores e incluso la misma institución para asumir que existe una situación de suma emergencia, la pandemia, y quiere seguir como si no hubiera pasado nada: no importa que estemos en pandemia, tenemos que hacer lo de siempre, tenemos que acreditarnos, no importa que tengamos una huelga, hagamos como si nada pasara; es la negación como mecanismo de defensa.

Se ha observado en clínica y trabajando con los muchachos un aumento de distimia, depresiones, violencia y de brotes psicóticos entre los alumnos.


Ing. Carlos Rosas Gutiérrez:


Deseo tocar aspectos sensibles de la enseñanza de la ingeniería desde varios pensadores, como el Dr. Emilio Rosenblueth y el Dr. Daniel Reséndiz, para abordar nuestros temas de interés.

Decía el Dr. Rosenblueth que la ingeniería es una profesión, no un arte, no es una ciencia ni una técnica; estas categorías comparten herramientas, capacidades y propósitos y sus diferencias son cuestión de énfasis. En un arte, el propósito sobresaliente es la expresión. En la ciencia, el acercamiento a la verdad. En una técnica, el servicio al cliente y en una profesión, el servicio a la sociedad. Los conocimientos que requiere un técnico los encontramos en manuales, lo que interesa de cualquier problema de su incumbencia está resuelto. En cambio, para nuestra profesión, cada problema es nuevo.

Cada problema que tenemos con nuestros alumnos es nuevo, con nuestra exposición, con nuestros razonamientos, es único de cada único de nosotros, tanto para el que vive en la academia como para los que vivimos en la práctica, que son dos situaciones muy diferentes. Es muy diferente el ejercicio profesional para quienes se encuentran en el gabinete, en la parte científica, que para los que estamos fuera de allí.

Déjenme compartirles lo siguiente: la desilusión en la vida práctica de la profesión es complicada y compleja, porque la gente sabe que hay otras formas de obtener ingreso sin pasar por una profesión y hay una desilusión en ese sentido.

Nos preguntamos actualmente, cómo se encuentra cada individuo en su núcleo de convivencia: familia, familia fracturada, pareja, amigos, compañeros de trabajos, equipo, en pocas palabras, en el entorno diario. Cómo se encuentra hoy.

Me pregunto si el individuo debe buscar la verdad o dejar que la verdad ingrese a su inteligencia o corazón. Blas Pascal decía que la verdad tenía razones que la razón no comprende. ¿Cómo comprendo esto? Porque es una desdicha creada o no creado por estas nuevas condiciones en las que estamos. ¿Cómo se encuentra mi interior? ¿Tengo paz interior? ¿Convivo adecuadamente con mi familia y mis amigos? Para después dirigirme a la otra parte: ¿Cómo se encuentra mi alumno? ¿Tienen todo ellos las condiciones mínimas indispensables de un espacio para tomar la clase, de un espacio para ser productivos, de un espacio para tener motivación? Esta es una gran pregunta.

Me he encontrado alumnos que me dicen que no encienden la cámara en una sesión porque utilizan un teléfono celular ya que deben compartir la computadora con uno de sus hermanos, o porque definitivamente no tengo. Llevé a cabo la clase desde casa, el gabinete, la oficina. Veíamos los ejercicios apropiados en un pizarrón y un par de plumines para exponer lo que debía haber aprendido de esa sesión o de otras; el panorama de tener enfrente a los alumnos presencialmente, de tener el dominio del gran coro, de hacerlos participar si se estaban durmiendo, de la cercanía de la comunicación personal: abrir el espacio de comunicación tan necesario para las personas no se logra. Seguramente todos hemos experimentado en una sesión remota el pasar lista, el que nadie responda, o bien, dejan la pantalla encendida y se van. ¿Cómo se les dice que regresen, que participen, que se integren?

Esta es una profesión, es necesario hacer un diagnóstico y con él llevar a cabo un diseño. Para los médicos, esta parte es la prescripción. En ingeniería, si nos equivocamos puede haber una catástrofe. ¿Cómo atraer a los estudiantes hacia la formación profesional? La formación que adquieran los alumnos va a cambiar su vida: las experiencias que transmita el profesor servirán de mucho.

En una clase presencial, el profesor exponía y escribía en el pizarrón, y el alumno tomaba notas y hacía uso de sus sentidos. Hoy sólo escucha, como en el radio o en una telenovela, y aunque se les proporcionen notas, estas no se aprovechan al no reproducirse y tratar que se lleguen a hacer una verdadera ingeniería. Este problema es grave, es una desadaptación.

La participación del alumno está muy deprimida. Y ahora nuestro centro de acción es una pantalla y probablemente nos hemos vuelto muy hábiles en el uso del micrófono, de la pantalla, de la computadora, pero el convencimiento hacia el alumno está muy complicado.

Recuerdo que, en la emergencia de los sismos en la Ciudad de México en el 2017, las personas no necesariamente requerían de un ingeniero en estructuras, sino de un psicológico que les convenciera de que su casa o edificio se iba a caer. Recuerda las frases de sus profesores, de la Mtra. Puebla, del Dr. Juárez Badillo entre otros, que usaban para transmitir su conocimientos y experiencias. ¿Cómo vamos a lograr esa formación?

Debo confesar que he doblegado mi forma de ser: mi tolerancia, que estaba en nivel uno, ahora está en diez para la entrega de tareas, de trabajos buscando que la pedagogía y la didáctica sean las adecuadas y al final no se logra. ¿Cómo se producirá en un futuro lo que se espera de un ingeniero?

Es verdad que ahora se aprieta un botón y se obtienen muchas soluciones, pero esto no proporciona el razonamiento que requiere la ingeniería. Si la vida es un vector no se sabe cuál es su magnitud, dirección, sentido y posición, como diría el Mtro. Ocariz.

La preocupación de los alumnos por el futuro inmediato es notoria: se puede ganar vendiendo tacos que haciendo ingeniería. El conocimiento pasa asegundo plano. La deserción ha aumentado y el aprendizaje ha disminuido y nos corresponde a nosotros atender a este enfermo que está en el quirófano.


Dra. Evelyn Salazar:


Han sido veinte meses llenos de aprendizaje y cambios en todos los sentidos. Las habilidades y actitudes cambian, pero las capacidades perduran. Considero que esto último es lo que nos sacó adelante; varios de nosotros atendimos la educación en situación de emergencia acorde a lo que consideramos sería lo más adecuado.

Hablando de los estudiantes, tuvieron la capacidad de poder adaptarse, y no elegida forma, de llevar su carrera de ingeniería.

Teniendo presente esa premisa de que las capacidades son lo más importante a destacar, mencionaré cuales fueron, a mi parecer, la habilidades y actitudes que cambiaron.

Haciendo referencia a la habilidad como maña, talento o aptitud que poseen las personas para desarrollar de una manera eficaz una actividad o tarea y para no ser repetitiva, sólo mencionaré dos habilidades que cambiaron en los profesores y dos que cambiaron en los alumnos.

En cuanto a los profesores, una habilidad fue la creatividad. Los profesores tuvimos que pensar y echar a volar nuestra imaginación, desde conformar nuestra área de trabajo en casa, la disposición de los dispositivos para tener contacto virtual con nuestros estudiantes, preparar material escrito o audiovisual, la forma en la cual pudiéramos con mayor eficacia y rapidez evaluar sus trabajos, exámenes o tareas, en fin. Cada semestre fuimos perfeccionando, con creatividad, cada uno de esos elementos y otros más que probablemente se me escapen de mencionar pero que ustedes los vivieron.

Otra actividad que tuvo cambios fue la resolución de problemas. Tuvimos que aprender a profundizar sobre plataformas educativas y servicios de videoconferencias y enfrentarnos a ellas en situaciones de intrusos, de actualizaciones, requerimientos, caídas de servicios. Asimismo, reforzamos nuestros equipos y servicios de ancho de banda para lo cual fue útil consultar videos y tutoriales. El contacto virtual con docentes en congresos y seminarios donde se compartían experiencias y obviamente, la comunicación en corto ya sea vía telefónica o personal, nos permitió acudir a nuestros colegas que pudieran proporcionarnos ayuda o recomendaciones, pero, a fin de cuentas, resolvimos las problemáticas. Y ahora no puedo decir que seamos expertos, pero sí más hábiles para investigar cómo resolver problemas de esta índole.

En cuanto a los alumnos, la habilidad que tuvieron que cambiar y mejorar fue su capacidad de concentración, considerando que no sólo su dispositivo móvil los desconcentraría, como ocurría en las clases presenciales, sino que ahora ese dispositivo móvil, en muchos casos, era su salón de clases y el medio por el cual realizaban sus tareas y entregaba sus exámenes. También en casa estaban acompañados de sus madres, padres, hermanos y otros familiares con los cuales tenían que organizar sus tiempos y espacios para poder llevar a cabo sus propias actividades y responsabilidades.

Asimismo, estar súper concentrados al momento de enviar tareas, organizar apuntes, saber qué plataforma le corresponde a cada profesor o asignatura, tener organizados trabajos y archivos y afrontar situaciones familiares de pérdida o enfermedad o económicas que les impedía estar concentrados en sus estudios.

Pese a todo ello, tuvimos estudiantes que cumplieron y nos demostraron que merecen acreditar la asignatura. Y van avanzado. Esta situación de emergencia los forzó a priorizar en su mente lo que necesitaban para lograr su objetivo.

Otra habilidad que cambió en lo alumnos fue la sociabilidad. Fue algo totalmente nuevo para algunos de ellos estar en un grupo, terminar un semestre sin conocer físicamente a sus compañeros, sin conocer las instalaciones de su escuela y, en muchos casos, sólo escuchar la voz de sus profesores.

Sí que fue diferente a lo que estaban acostumbrado o lo que se imaginaban iba a ser su primer año en la Facultad. Sin embargo, lograron trabajar en equipos, realizar tareas juntos, organizarse en grupos de WhatsApp o Facebook en donde podían establecer comunicación entre todos ellos, algo que seguramente ya lo hacía, pero que en este caso era para cumplir con alguna actividad o tarea para su formación como universitarios.

Creo que esta última actividad es la que podría considerarse negativa, pues el contacto humano, lo que conlleva este par de palabras: contacto humano, considero no es sustituible con nada.

En cuanto a las actitudes, destaco adaptarse a los cambios. La actitud que tomaron profesores y alumnos para adaptarse a cambios insospechables o inimaginables les permitió salir adelante, aunque, como en todo, hay quienes no quisieron moverse de su zona de confort lo que se tradujo en amargas experiencias.

Otra actitud fue la paciencia, en principio para redefinir la enseñanza presencial que se estaba llevando a cabo y traducirla a un ambiente virtual. Paciencia para poder decir qué y cómo lo íbamos a hacer. Ir poco a poco a definir las herramientas que usaríamos y aprenderlas sobre la marcha, sin desesperarnos.

Otra más fue la receptividad. Obviamente no éramos, ni nos volvimos expertos en educación en línea, sino que recurrimos a las instituciones que llevaban un camino recorrido en ella; fuimos receptivos al momento de considerar sus formas y consejos para impartir nuestras clases en esta modalidad.

Esta última que mencionaré la considero más importante, y escaló peldaños en la escala de valores personal de cada uno de nosotros: nuestra actitud para cuidar nuestra salud. Y esta debe continuar en los primeros valores de cambio y mejora continua para que todo lo que acabo de comentar, y que comentaron mis compañeros, pueda llevarse a cabo.


Pregunta dos:


¿Qué aprendimos de esta situación? ¿Se logrará capitalizar estas experiencias en una evolución positiva de la enseñanza en la Facultad de Ingeniería? Qué aspectos deben evidenciar esta evolución: adecuación de planes de estudio, capacitación académica, adecuación de espacios, participación de la comunidad en la vida diaria de la Facultad, etc.



Ing. Juan Ocariz:


Como lo han dicho el Ing. Rosas y la Dra. Guerrero, el alumno ingresa a su sesión y después se va; esto nos obliga a tener paciencia, este es el aprendizaje. El alumno tiene muchas dificultades y eso hay que entenderlo y tenerle paciencia.

Otro aprendizaje es la necesidad de tener un plan de vida, es decir, un horario, una disciplina que lo comprenda todo: deporte. Lectura, trato con los amigos y la familia, etc. Se le debe dedicar tiempo a todo, con orden; debemos aprender a aprovechar el tiempo.

Una más es que debemos dedicar tiempo para reflexionar: ¿Qué hice? ¿Qué no hice? ¿en dónde estoy? Esta crisis nos ha detenido y nos subió a un camión que no sabemos a dónde va y debemos quién nos subió, por qué nos subió y no se trata de bajarse, no es una invitación al suicidio, pero sí debemos saber el porqué de las cosas. He hablado de la relación con los demás como parte fundamental de la vida del hombre, somos sociales por naturaleza y tenemos una finalidad que es ser felices, con pandemia o sin pandemia. Lo hemos tenido que hacer porque estamos en crisis, por ello es necesario reflexionar.

La Facultad debe cambiar sus instalaciones, tener los aparatos adecuados para dar clases.

Todos estos aprendizajes hay que capitalizarlos y echarlos a andar. Hay que asimilarlos, hacernos nuestros, no pensar que esto es pasajero y que terminará.

Me parece que estos últimos tres semestres han sido muy malos desde el punto de vista del aprendizaje, es decir, siempre nos hemos quejados los profesores de que los alumnos están mal preparados. Esto va a pasar siempre porque las materias están preparadas para que el alumno conozca todos sus contenidos y esto es imposible porque todos deberían diez de calificación, tener una memoria privilegiada y ser unos genios. Así es y así será, pero el próximo será terrible; estoy seguro de que estoy aprobando alumnos que no saben nada, pero no tengo elementos para reprobarlos: muchos se han dedicado a copiar, a no hacer nada y de esto me doy cuenta cuando platico con ellos. Vamos a tener un semestre muy difícil y debemos llegar preparados para ello con mucha paciencia.


Mtra. Margarita Puebla:


Aprendimos a lucha con lo que se puede, con lo que uno tiene. Y hay que reconocerle a la comunidad su disposición a rescatar también lo que se pueda: de lo perdido lo que aparezca.

¿Cómo capitalizar esto a niveles de planes de estudio? Estamos, o se supone que estamos, en un proceso permanente de revisión de los planes de estudio. La revisión curricular debe hacerse con o sin la pandemia, es importante pensar que esta revisión debe hacerse en función de la tecnología disponible para ello; nos hemos capacitado para impartir clases a distancia y esto podría integrarse en la revisión. La revisión debe hacerse con base en la tecnología, en prácticas de campo, en estudios serios y no sólo como asunto político.

No creo que lo realizado en la pandemia modifique la dirección de la revisión de los planes de estudio, pero sí creo que nos permitirá enriquecerlos, pero no un cambio porque estos tienen que ver con cosas más amplias.

Respecto al aprendizaje, ha sido importante que el profesor se haya capacitado para impartir clases a distancia, pero también implica que deberá seguir haciéndolo ahora también en metodologías, en pedagogía, en epistemología, en la forma de trabajo con los alumnos, con y sin situación de emergencia.

Es indispensable mejorar los espacios, deben ser mejorados en general, principalmente en tecnología porque hay muchos recursos que hemos incorporado en las clases a distancia y que deseamos seguir utilizando en las presenciales.

También debe aumentarse la participación de la comunidad.

Básicamente considero que todo debe mejorar, pero en términos de con y sin pandemia. Y queda la duda de lo qué se va a hacer con los alumnos que no llevaron sus laboratorios ¿Cómo se va a resolver esto? Será que habrá una suerte de alumnos con mecánica discontinua, que alguna vez tocaron el suelo e hicieron la práctica, y otros que aprovecharon la legalización de la mariguana, se imaginaron el suelo… Hay cosas que se deben resolver con mucha seriedad, muchos alumnos ya acreditaron la asignatura sin hacer cursado los laboratorios o haber hecho las prácticas de campo.


Ing. Carlos Rosas Gutiérrez:


Es determinante el hecho de la actividad docente. Hay que estar conscientes que la comunicación a distancia está creciendo, esto es un hecho. Pero no se debe olvidar los conocimientos en pedagogía y didáctica, al contrario, hay que profundizarlos; si el alumno no comprende, no memoriza los conceptos, no hay sensibilidad numérica, no hay sensibilidad en laboratorio ¿cómo podremos subsanar esto?

Considero que la educación debe ser muy humana. A nosotros los ingenieros nos gusta ir al grano, pero nuestra relación con los alumnos debe ser muy humana, reforzando costumbre, reforzando valores, reforzando las normas para poder dar un buen servicio a la sociedad, ya que vamos a salir de esta crisis como lo hemos hecho de muchas otras. Debemos dejar bien claros los objetivos del curso, la enseñanza, la motivación, la disciplina, la comunicación interpersonal, la evaluación, los métodos antiguos y los modernos, y filosóficamente la argumentación; que el profesionista sepa argumentar su trabajo, tanto individual como colectivamente. Estas son las partes que debemos capitalizar, si no estaremos perdidos.

Los laboratorios deben estar en forma apropiada, no se puede hacer comunicación a distancia con equipos obsoletos, existen espacios que pueden adaptarse, igual que los horarios.

Hay una gran riqueza en los planes de estudio: si algo distingue a la Universidad son sus profesores, sus planes de estudio y, por supuesto, sus alumnos. Su ingeniería es reconocida a nivel mundial, reconocida desde siempre. Esta es la base de donde hemos partidos y debemos seguir siempre para seguir siendo fuertes.

No creo que alguno de nosotros deba pensar ir hacia el pensamiento del alumno; a ellos hay que impulsarlos para que haga ingeniería, de nivel mundial. Nuestro país nos requiere, por ello debemos prepararlos, pero también con esa parte humana que es muy necesaria. Debemos dejar de mirar hacia atrás porque eso no nos ayuda. Fortalecernos en lo que Aristóteles llamó la Cruz de la Cruz de la Sobriedad: el trabajo y la diversión, la religión y el amor; si nosotros perdemos el equilibrio en alguno de ellos nos vamos a sesgar de manera negativa. Ahora que se han legalizado aspectos que nos hacen daño, debemos tener una sociedad que efectivamente crezca; seguramente muchos de nosotros tenemos el pensamiento de que el hombre debe ser íntegro, debe ser una persona que piense hacia el bien.


Dra. Evelyn Salazar:


¿Qué aprendimos? Una de mis filosofías personales es que cada día se aprende algo nuevo, y esta situación crítica no fue la excepción. Todo este camino transitado a lo largo de veinte meses nos dejó aprendizajes tecnológicos, personales y académicos. Pero más que aprender, nos llevó a la reflexión: las plataformas educativas, los servicios de videoconferencias, los simuladores, englobado todo ello en tecnologías. Recuerda una frase dicha por el Ing. Ocariz en alguna pasada reunión: las tecnologías vinieron a generarnos problemas que antes no teníamos, y estuve de acuerdo, pero en esta ocasión nos ayudaron a resolver situaciones emergentes que tuvimos que remediar; algunos de nosotros las utilizamos por primera vez, y no porque hayan sido algo nuevo. De hecho, cuando empezaron a tener relevancia en el ámbito educativo sí se llamaron nuevas tecnologías de la información y la comunicación, hace cuatro décadas, lo que me lleva a pensar que estamos rezagados en lo que a educación en línea y uso de tecnologías se refiere. Sabemos de instituciones educativas en México y en otros países que tiene toda una infraestructura bien fundamentada y organizada para ofertar carreras en línea y, hasta donde tengo entendido, hay algunos programas de educación continua y de posgrado bajo esta modalidad, pero ninguna licenciatura. En algún momento sí llegué a pensar que una ingeniería no se podía estudiar en línea, que se requieren habilidades que un ingeniero sólo aprende en el campo y toda esta situación que hemos pasado me deja la duda: ¿y si no hemos explorado lo suficiente en cuanto a simuladores, realidad aumentada, medios inmersivos, en fin? ¿Quién debe responder esta interrogante? Los especialistas en la materia.

Otra de las cosas que aprendimos en esta situación fue sobre la seguridad en línea, avisos de privacidad y guarda de los datos personales de profesores y alumnos, de la propiedad intelectual del material que realizamos; algo que consideramos casual se volvió indispensable. Aprendimos y cambiamos hábitos personales alimenticios, de sueño, de descanso, de consumo, de bienes y servicios y hasta de entretenimiento.

Fueron varias empresas y comercios los que perdieron, pero otras crecieron en esta situación. Entendimos la relevancia del estado emocional y mental en las actividades académicas, que lamentablemente son pocas las instituciones que tienen planes y programas de apoyo de forma integral en este sentido.

Creo que ya es tiempo de voltear la mirada a este aspecto que cada vez toma más relevancia en la sociedad actual. Indiscutiblemente la adecuación de planes de estudio, la capacitación académica, la adecuación de espacios, la adquisición de equipos son situaciones que requieren de atención inmediata por parte de autoridades y de especialistas. El recurrir a ejemplos que están siendo exitosos no estaría mal, colaboraciones y alianzas con otras universidades también podrían funcionar.

Y en cuanto a que, si se lograrán capitalizar estas experiencias en una evolución positiva de la enseñanza de la Facultad de Ingeniería, considero que sí lo podremos lograr, es algo que no podemos parar, olvidar y minimizar, o como dice la frase: caminar para atrás, ni para tomar impulso.


Preguntas de los asistentes:



Las ideas transmitidas hacia el alumno, que no han quedado claras ni precisas son porque el docente no estableció los canales adecuados de comunicación. Por supuesto que la comunicación de emisor-mensaje-receptor y viceversa, este proceso de comunicación ha quedado rota, ¿Cómo podemos habilitar esta comunicación?


Margarita Puebla: Si no se transmitió el mensaje, puede decirse que hubo fallas en el emisor o en el receptor o en ambos, a lo mejor no fue la forma adecuada de transmitir el concepto o también puede ser que el alumno tu tuviera las bases necesarias para poder entenderlo y se complica por la forma en que se está trabajando: una pantalla. Porque esta es la ventaja de la educación presencial, estando en el grupo el profesor lo ve y lo siente al ver la cara de los estudiantes, al poner una actividad, inmediatamente se da uno cuenta de que lo están recibiendo a diferencia de cuando uno está hablando con una pantalla en donde el alumno no se presenta en ocasiones porque está haciendo otra cosa o porque siente que se le invade su intimidad.

¿Qué hacer frente a esto? Desde el punto de vista del profesor, se puede hacer algún tipo de pregunta o de actividad que le permita tratar de calibrar si se está entendiendo o que no se están distrayendo en alguna otra actividad.


La Tutoría también se ha visto afectada por la Pandemia. ¿Qué pueden comentar al respecto que sirva de orientación y apoyo para los tutores?


Evelyn Salazar: Los tres elementos de la tutoría están existiendo: tanto había profesores como había alumnos como existía el mensaje. Al comentar que se rompió la comunicación, aunque no nos veíamos por no encender la cámara, pero ahí estábamos. Creo que no es que no existiera alguno de los elementos o que no estuvieran funcionando adecuadamente, sino que, obviamente la situación personal de cada uno de los estudiantes es en donde reside la problemática, por qué los estudiantes no participan, por qué no aprendían. Y también podríamos preguntar en el sentido del profesor: por qué no demostró empatía o interés hacia el estudiante. Creo que este es uno de los puntos importantes en cuanto a tutorías se refiere; cuando uno decide ser tutor, además de conocer académicamente los planes de estudio y las situaciones académicas que el estudiante debe seguir en la Facultad, también se debe estar muy presente en ellos en cuanto a empatía se refiere, hacerles saber que son importantes para nosotros y para la sociedad. En estos tiempos un mensaje de aliento, un amable saludo les resulta muy importante ya que no sabemos la situación en la que está viviendo, lo que ocurre igual para los profesores, no saben la situación en la que estamos viviendo.

Son muchas situaciones que siempre el individuo trae y que durante esta pandemia se incrementaron de una manera fuerte. Esto debe ser lo principal para establecer esta comunicación y que los alumnos sientan verdaderamente que pueden acudir a nosotros.

Carlos Rosas: Así como en las clases, en la tutoría debemos tener presentes que debemos servir al alumno y lo delicado del asunto, a sabiendas de experiencias difíciles, es que también la comunicación debe ser de manera muy puntual para que no haya una mala interpretación de lo que se quiere decir, y para ello nos hace falta mucha preparación. Los tres elementos d la comunicación también deben darse en la tutoría. Toda esta actividad cuesta y por ello debe ser aprovechada; hay que exhortar, invitar a los alumnos a que se abra ese puente de comunicación como lo hemos estado haciendo de manera electrónica. Como dije hace unos momentos, lo importante es que nosotros jalemos a los alumnos para que aspiren a ser buenos ingenieros, ingenieros de bien y que no decaiga el ánimo.


Conclusión:


¿Qué mensaje les envía a los estudiantes y a los profesores en el probable final de confinamiento y al inicio de un período de clases presenciales?



Ing. Juan Ocariz:


Hay que aprovechar lo que hemos aprendido de la educación a distancia para llegar a nuevos foros, pero de ninguna manera debemos tomarla como la opción definitiva para la educación universitaria; es muy aprovechable para varios aspectos de la difusión de la cultura y la transmisión del conocimiento pero, mi mensaje fundamental es que la formación de un ingeniero, la formación fundamental universitaria tiene que ser presencial, porque no es sólo oír, no es sólo transmitir un conocimiento, es convivir, es estar cerca, es que vean el ejemplo, es tener una relación auténticamente personal que es total. Así como la misma clase, no es sólo hablar, es el gesto, el vestido, el pizarrón, el tono de voz, el movimiento de las manos, el uso de un artefacto. Todo eso es la enseñanza, y la vida universitaria es mucho más: es estar en el pasillo, en la asesoría, en el campo deportivo. La educación universitaria de un ingeniero no puede darse en línea, debe ser presencial.

Es probable que nuestro trato personal podría llegar a ser, por así decirlo, más distante; vamos a tener que dejar el saludo de mano, el abrazarse y demás porque eso es muy contagioso. Vamos a tener que aprender a tener un trato más personal, más respetuoso, más alejado.

Los profesores dedicamos un gran esfuerzo a los alumnos, a su educación, a la formación de su carácter, a hacerlos responsables. Yo creo que debemos aprender a dedicar más esfuerzo, aunque sea en menos tiempo, a la propia familia. Me apena conocer que a veces las familias de los profesores no funcionan, es terrible; ¿Cómo queremos ayudar a un ajeno, porque el alumno es un extraño, y no queremos ayudar al que está cerca?

Y lo último, lo peor que nos pudo pasar en esta pandemia, es no haberla aprovechado.


Mtra. Margarita Puebla:


Coincido con el Ing. Ocariz, no hay nada que pueda suplir la enseñanza presencial, nada puede suplir múltiples elementos ya mencionados. No imagino se operado por un médico que nunca ha practicado y que sólo acudió a clases en zoom. El peligro pudiera ser que alguien se engolosinara tanto que quisiera hacer de algo emergente, algo general. La emergencia es una situación muy especial y muchas cosas nos ha permitido aprender, pero no podemos decir que esto lo vamos a exportar porque ahora ya somos expertos en múltiples plataformas.

Hay que seguir utilizando la creatividad lo más posible y por supuesto la empatía; siempre la parte humana para con los alumnos.


Ing. Carlos Rosas:


Debemos hacer entender al alumno que si quiere formarse como buen ingeniero se sume a nosotros para poder ayudarte. No olvidemos que los ingenieros participamos en todos los aspectos de la economía porque somos creadores, la creatividad en nosotros es fundamental. Debemos diagnosticar que alumnos tienen ese deseo para ayudarles a llegar a buen término, cuidando en todo momento que la enseñanza sea humana y también técnica, que los alumnos quieran ser como nosotros. Yo aprendí algo de todos mis profesores, pero de algunos me gustaría hacer lo que ellos hicieron. En nosotros está que como ciudadanos mejoremos nuestro país, nuestra ciudad, nuestro entorno, nuestra familia. Dar lo mejor de nosotros, tratar de servir.


Dra. Evelyn Salazar:


Quiero comenzar con un ¡Gracias! Gracias a profesores y estudiantes por no claudicar. Sin duda ha sido una situación difícil, para algunos la más difícil de su vida; como dice la frase: aquello que no nos mata nos vuelve más fuertes.

Estos comentarios no sólo son personales, es probable que también de algunos de ustedes: Gracias a aquellos familiares, amigos, colegas, que me hicieron una llamada, un saludo por mensaje, por contestar y recibir mis llamadas también, a todos aquellos colegas desconocidos con los cuales coincidimos y pude escuchar sus experiencias y palabras que me ayudaron y de los cuales aprendí algo nuevo. Gracias a todos aquellos estudiantes que se conectaron a las clases en zoom, por consultar los materiales, por encender su cámara y mostrar un poco de la intimidad de sus hogares, o por simplemente mostrar su foto de perfil que en muchas ocasiones sólo eso conocimos de ellos. A aquellos estudiantes que valoraron los esfuerzos conjuntos y al final del curso me hicieron alguna muestra de agradecimiento y cariño, en verdad, gracias.

Todo esto que pasó, sin duda, impactó en el aprendizaje de los estudiantes, no fue lo mismo. No duda que la calidad de la impartición de las asignaturas haya sido excelente; sin embargo, la forma y los tiempos fueron dos factores que les pudo limitar o dificultar sus aprendizajes; depende ellos subsanar los huecos que, sin duda, en algunos casos quedaron y ya les corresponderán trabajar autónomamente para su actividad profesional.

Para autoridades y docentes, nos abrió otro panorama digno de experimentar, en principio para aquellos estudiantes que se encuentran limitados económicamente para acceder a la educación, trasladarse desde sus lugares de origen, considerar estar cerca de su familia, en verdad los beneficia.

El trabajar simultáneamente en las modalidades, presencial y en línea, ya no nos resultará tan difícil. La limitante de infraestructura y espacios ya no será problema; obviamente falta afirmar muchos detalles, pero ya tuvimos una experiencia de la cual aprendimos y salimos fortalecidos.

Las estadísticas de los contagios cambian constantemente y no sabemos lo que pueda pasar. El probable final del confinamiento y regreso a clases presenciales son supuestos que si llegan a ocurrir debemos tener presente que no regresaremos los mismos, ni regresaremos siendo los mismos, Somos parte de este dinamismo de la humanidad que nos invita en cada reto, a mejorar.

Debemos tener en claro los protocolos de regreso a las instalaciones, y seguirlos de una forma exagerada ya que, como nos han informado, es un virus que no se ve, en ocasiones no se detecta y que no sabemos cómo llegó ni cuándo se irá.

Cuidémonos todos y algún día, nos volveremos a abrazar.